El nuevo Plan de Seguridad Nacional 2025, aprobado recientemente por el Consejo de Ministros, ha desatado un intenso debate político. El plan contempla un aumento sustancial del gasto en defensa, elevando la inversión a 10.471 millones de euros, lo que representa un 9% más respecto al año anterior.
Argumentos del Gobierno
El presidente Pedro Sánchez defiende esta decisión como una necesidad estratégica para garantizar la soberanía nacional y cumplir con los compromisos internacionales asumidos por España en el marco de la OTAN y la Unión Europea. Según el Gobierno, en un contexto geopolítico inestable, con conflictos activos en Europa del Este y tensiones en Oriente Medio, España debe reforzar sus capacidades defensivas.
Reacciones de los socios de izquierda
El partido Sumar, liderado por Yolanda Díaz, ha manifestado su disconformidad con el aumento, calificándolo de “exorbitado” y “alejado de las prioridades reales de la ciudadanía, como la sanidad, la educación y la transición ecológica”. Por su parte, Podemos, a través de su secretaria general Ione Belarra, ha sido aún más contundente: “Este plan instala a España en una lógica de guerra, cuando deberíamos apostar por la paz y la diplomacia”.
Debate social y ético
Este plan también ha reabierto el debate sobre el papel de España en los conflictos internacionales, la industria armamentística nacional y el uso de recursos públicos en tiempos de inflación y crisis económica. Organizaciones sociales y plataformas pacifistas han convocado movilizaciones en distintas ciudades del país para protestar contra el incremento del gasto militar.
Este enfrentamiento interno refleja la tensión entre los sectores progresistas del Gobierno de coalición, y deja entrever posibles fracturas en futuras decisiones presupuestarias.